Después de varios años trabajando como consultor de marcas, he llegado a una conclusión que, si bien parece simple, tiene un profundo impacto en el éxito de cualquier empresa: las marcas son el reflejo de la energía y el propósito de las personas que las lideran.
Las marcas más icónicas y reconocidas no solo sobresalen por sus productos o servicios, sino por la claridad con la que transmiten un propósito que resuena no solo con sus consumidores, sino también y en primer lugar con su equipo. Y aquí está la clave: cuando el propósito de las personas que dirigen una marca está alineado con el propósito de la misma, los resultados son extraordinarios.
¿Por qué? Porque el propósito, tanto a nivel individual como corporativo, actúa como una brújula que guía estrategias primero y decisiones después. Una marca con un propósito sólido genera confianza, lealtad y conexión genuina. Pero si las personas detrás de esa marca no están alineadas con ese propósito, se nota: en la falta de coherencia, en la desconexión entre lo que se dice y lo que se hace, en la priorización de aspectos del producto, del servicio, de la responsabilidad social.. y finalmente, en los resultados.
El verdadero reto para los líderes no es solo definir un propósito claro para sus marcas, sino encontrar esa conexión personal con dicho propósito. ¿Qué valores personales resuenan con la visión de la marca? ¿Cómo se traduce eso en la toma de decisiones diaria? Cuando esa sinergia se da, la marca fluye con autenticidad, y esa autenticidad es gasolina para la marca.
Un ejemplo es el de Yvon Chouinard . Fundador de Patagonia, la marca de ropa y equipo para actividades al aire libre, siempre ha estado profundamente comprometido con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Y los máximos responsables participan de sus valores.
Desde el inicio, su propósito personal —el amor por la naturaleza y la responsabilidad social— se alineó con el propósito de la marca, lo que ha dado lugar a una empresa que no solo vende productos, sino que defiende una causa.
Patagonia ha hecho decisiones radicales en línea con ese propósito, como comprometerse a donar el 1% de sus ventas a causas medioambientales y lanzar campañas para desalentar el consumo excesivo, incluyendo la famosa campaña «Don’t Buy This Jacket».
El propósito genuino de la marca resuena profundamente, no solo en los consumidores, sino también en los empleados, quienes se sienten parte de algo más grande.
En resumen, una marca no es más que una extensión del propósito de las personas que la guían. Cuando ambos están alineados, el éxito es casi inevitable. Las marcas con alma son las que nacen de líderes con propósito.
La conclusión final no puede ser otra que la que es imprescindible alinear el propósito de todos. Es posible que por eso, ahora, como terapeuta transpersonal ayudo a las personas a rescatar el propósito.
El Propósito de las Marcas: Un Reflejo del Propósito Humano
Miguel Yáñez
Primero Estrategia