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Mezquita de Córdoba, una marca destino

Mezquita_Cordoba2¿Es Córdoba una marca destino?. Pasear por las antiguas y laberínticas callejuelas empedradas que siempre te deparan alguna sorpresa, es un auténtico placer. Probablemente no para los pies, pero si para la vista, el olfato el gusto y los oídos. Si, los oídos, porque la ausencia de ruidos es una bendición para los que estamos acostumbrados a ciudades ruidosas. En el centro, con casas bajas, que permiten contemplar el cielo en todo momento, uno tiene, por momentos, la sensación de estar en un pueblo. Y cómo no, la mezquita para algunos y la catedral de Córdoba para otros. Junto con la Alhambra, constituye el monumento más importante de toda la arquitectura andalusí.
Si uno conoce la historia que contiene la Mezquita, luego la mira con otros ojos. El problema es para quien no la conozca. La ausencia de paneles informativos es notable. Las audio-guías no logran transmitir lo grandioso del lugar desde sus diferentes aspectos (arquitectónico, histórico…). Tampoco existe una sala donde se proyecte una recreación de lo que fue la evolución y su significado.

Para evitar los comentarios de algunos que podrían ver la Mezquita como “un enorme hall de arcos de ladrillos”, esa experiencia positiva que solamente un guía turístico apasionado puede suplir, pero que no todo el mundo puede costearse, ambos aspectos (paneles informativos y proyecciones audiovisuales), se antojan como imprescindibles.

Más allá de la mejorable experiencia de la visita de día, me interesa comentar la valoración de la mezquita es en sí misma como marca. Harían bien en llamarla Mezquita-Catedral en ese orden, ya que lo que destaca, más que la catedral gótica es precisamente la imagen de los arcos y dobles arcos de la arquitectura islámica. Judía, romana cristiana y árabe, Córdoba representa un mosaico de culturas que en ocasiones coincidieron. Lo mismo que la gran mezquita de Occidente, la mezquita de la ciudad. Es ese aspecto simbólico de unión de civilizaciones donde creo se encuentra un concepto superior de marca y el verdadero potencial turístico de un templo único para el mundo cristiano e islámico y de la ciudad que lo custodia.

Si uno conoce la historia que contiene la Mezquita luego la mira con otros ojos. El problema es para quien no la conozca. La ausencia de paneles informativos es notable. Las audio-guías no logran transmitir lo grandioso del lugar desde sus diferentes aspectos (arquitectónico, histórico…). Tampoco existe una sala donde se proyecte una recreación de lo que fue la evolución y su significado.

Para evitar los comentarios de algunos que podrían ver la Mezquita como “un enorme hall de arcos de ladrillos”, esa experiencia positiva que solamente un guía turístico apasionado puede suplir, pero que no todo el mundo puede costearse, ambos aspectos (paneles informativos y proyecciones audiovisuales), se antojan como imprescindibles.

Más allá de la mejorable experiencia de la visita de día, me interesa comentar la valoración de la mezquita es en sí misma como marca. Harían bien en llamarla Mezquita-Catedral en ese orden, ya que lo que destaca, más que la catedral gótica es precisamente la imagen de los arcos y dobles arcos de la arquitectura islámica. Judía, romana cristiana y árabe, Córdoba representa un mosaico de culturas que en ocasiones coincidieron. Lo mismo que la gran mezquita de Occidente, la mezquita de la ciudad. Es ese aspecto simbólico de unión de civilizaciones donde creo se encuentra un concepto superior de marca y el verdadero potencial turístico de un templo único para el mundo cristiano e islámico y de la ciudad que lo custodia.

La Mezquita es una marca destino.

Miguel Yáñez

Director general de Primero Estrategia

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